Tecnicas de estudio y rendimiento

Como aprendemos por medio de las técnicas de estudio: algunos descubrimientos relacionados con el rendimiento.


Muchos de los aficionados a los blogs, post y otros documentos similares nos dedicamos a estudiar, aprender y también a enseñar. Creo que uno de los avances más consolidados del siglo XX, convertido en realidad social, es que el aprendizaje no acaba nunca y que nos ha de acompañar a lo largo de toda la vida. Cada vez hay más fenómenos como las “universidades de la tercera edad”, “cursos formación a lo largo de la vida”, “E-learning” y otras iniciativas similares.


Me ha llamado la atención un breve artículo de la revista Scientific American Mind (Septiembre/Octubre 2013) sobre la “ciencia del buen aprendizaje”. Entre otras cosas proponía que técnicas son las “que funcionan mejor” para aprender y cuales “funcionan peor”, a la luz de una revisión de más de 700 artículos científicos que se han ocupado de estos temas. 

Os propongo atender a este resumen porque reconocer las mejores técnicas para aprender y estudiar es prometedora en tanto que nuestro futuro es seguir estudiando.En el listado simplemente se habla de dos técnicas “claramente eficientes” y otras tres “prometedoras”. Las primeras serían algo así como de “obligado cumplimiento” y las tres restantes altamente recomendables en cuanto a su uso. Así que tenemos un total de cinco técnicas de estudio que son verdaderamente eficaces más allá de las preferencias personales que, como en todos los hábitos, son lo que más cuenta.

Entre las cinco mejores técnicas de estudio, según las evidencias, las dos mas eficaces, son:

El “auto-test”, someterse de forma auto-dirigida a pruebas de chequeo de los conocimientos adquiridos. Esta técnica es muy eficaz. Comprobar, por medio de pruebas realizadas fuera del aula y dirigidas por el propio estudiante, los conocimientos y habilidades adquiridas es la mejor técnica para mejorar el rendimiento. Existen diversos procedimientos para aplicar esta técnica pero lo esencial radica en que es auto-dirigida y fácil de llevar a cabo. Funciona en todos los niveles educativos y para cualquier materia, aunque el formato de las pruebas prácticas no sean iguales que las pruebas oficiales donde el estudiante demuestra sus logros.

La segunda técnica es el llamado “aprendizaje distribuido”. Frente a la más habitual forma de estudiar, que es la “masiva y muy cercana al momento de la evaluación”, la técnica de estudiar de forma extendida en el tiempo ha demostrado sus ventajas de forma nítida. La técnica del aprendizaje distribuido en el tiempo es eficaz, también, para un gran número de materias, niveles e incluso edades de los estudiantes. Se recomienda utilizarla en intervalos temporales medianamente largos ya que hacerlo en períodos cortos no ayuda a la mejora del rendimiento.

Y las tres más prometedoras, es decir aquellas en que hay evidencias parciales de que su práctica mejora el rendimiento, son las siguientes: 



La “interrogación auto-construida”, es decir hacerse preguntas sobre lo que se está estudiando. Es decir convertirse en un niño de 4 años, preguntarse constantemente el porqué de las cosas. Hacerse preguntas y buscar las respuestas facilita el aprendizaje. Esta técnica es muy útil en el aprendizaje de informaciones fácticas y mejora la memorización de los conocimientos si bien no se ha podido contrastar la persistencia de lo aprendido.

Otra técnica prometedora es la llamada “auto-explicación”. Esta técnica consiste en explicarnos a nosotros mismos, como si lo hiciésemos para otro, lo que hemos estudiado y después contrastarlo con los materiales en que habíamos estudiado aquello que nos hemos explicado (libros, apuntes, documentos…). Como la anterior técnica ésta sirve para integrar nueva información con conocimientos previos. Es muy útil en aprendizajes de materias procedimentales y de resolución de problemas formales. A diferencia de las anteriores no es una técnica fácil de usar y, posiblemente, es eficaz después de un cierto entrenamiento.

Por último la tercera técnica entre las prometedoras, que se conoce como “estudio de contenidos mixtos”. Es habitual que los estudiantes se concentren en una sola temática de forma exclusiva y durante un tiempo limitado, por ejemplo antes de los exámenes. Pues es más eficaz combinar temas y no esperar a acabar uno de forma completa para empezar con el siguiente. Esta técnica, que parece un tanto contraintuitiva, permite a los estudiantes seleccionar mejores métodos y comparar entre sí los contenidos y los tipos de problemas. Esta técnica depende de la heterogeneidad de las materias a estudiar y de sus contenidos pero para los estudiantes más competentes, esto es lo que se ha contrastado, les facilita un mejor rendimiento. Como la anterior técnica puede requerir un cierto entrenamiento en su utilización.

Los expertos también nos dicen qué “no funciona”, es decir que técnicas – algunas de ellas muy generalizadas – simplemente no aportan nada especial a la mejora en el rendimiento académico y educativo. Estas son: el “subrayado”, la técnica clásica que todos hemos practicado. Desde subrayar con lápiz hasta el moderno “iluminar” con rotuladores de colores (tanto en sus formatos reales como digitales). La “re-lectura”, esta técnica también muy extendida, se caracteriza porque después de una segunda lectura no hay evidencias de que se mejore el rendimiento del estudio. Otras tres técnicas bastante utilizadas, pero de las que no hay evidencia de que sean eficaces, son: “imaginar el texto leído”, “resumir” y “usar reglas mnemónicas”.




En cualquier caso conviene indicar, y así lo enfatizan los autores del trabajo que estamos comentando: las técnicas descritas no son una panacea. Las técnicas benefician solo a aquellos estudiantes capaces y motivados para utilizarlas. También dicen que su uso mejorara el rendimiento de los estudiantes en la mayoría de pruebas académicas que pretenden medir o evaluar sus conocimientos y aprendizajes.

Es posible que todas estas evidencias simplemente sirvan para el aprendizaje en el mundo académico (desde la escuela hasta la universidad) pero también es cierto que este tipo de aprendizaje es casi universal y cada vez más frecuente en todas las sociedades modernas. Si sirven como prometen en el mundo académico, aprovechémoslas. Según esta revisión  (Dunlosky y otros, 2013) los estudiantes no aprenden las mejores estrategias para estudiar quizás porque los profesores, ellos mismos, no las aprendieron y, como en la artesanía, la formación todavía se basa demasiado en la imitación y la copia.

(Dunlosky, J. y otros. (2013). Improving Students’ Learning With Effective Learning Techniques: Promising Directions From Cognitive and Educational Psychology. Psychological Science in the Public Interest. 14: 4-58)